jueves, 21 de octubre de 2010

Historia
    La Tierra de Israel ha sido sagrada para el pueblo judío desde tiempos bíblicos, albergando los lugares más sagrados del judaísmo. Existían numerosas tribus hebreas situadas en la ribera oriental del río Jordán, tratando de cruzarlo y asentarse en las tierras más fértiles de la ribera occidental, identificándose como los descendientes de los hijos de Jacob.
    Durante tres años las fuerzas judías resistieron al Imperio romano, hasta que finalmente la revuelta fue aplastada por el emperador Adriano. El fracaso de la revuelta ocasionó la expulsión definitiva de los judíos del país y la reconstrucción de Jerusalén como colonia romana con el nombre de Aelia Capitolina. Una vez destruido el Estado judío y exiliada la mayor parte de su población, los romanos cambiaron intencionadamente la denominación del país, que pasó a denominarse Siria Palestina o simplemente Palestina, un nombre derivado de los antiguos adversarios de los judíos, los filisteos. Curiosamente la Mishná y el Talmud, dos de los textos más importantes del judaísmo, fueron escritos en el exilio a partir de esta época.
    Historia Moderna
    La historia de Israel se inicia con su proclamación de la independencia en 1948. Este hito histórico se logró después de más de sesenta años de esfuerzos políticos y diplomáticos por parte del movimiento sionista para establecer una nación soberana en la que consideraban que era su patria, la antigua Tierra de Israel, también conocida como Palestina desde los tiempos romanos.  
    Antecedentes históricos
     A mediados del siglo XIX, Israel formaba parte del Imperio otomano y estaba poblado principalmente por árabes musulmanes. En 1844, los judíos se constituyeron en el grupo de población más grande, en varias ciudades, siendo Jerusalén la más notable. Adicionalmente a las comunidades judías religiosas tradicionales, en la segunda mitad del siglo XIX se comenzó a observar un nuevo tipo de inmigrante judío, el cual era secular y socialista y que intentaba reclamar la tierra trabajándola. La inmigración judía creció moderadamente durante los años 1920, aumentando sustancialmente en la década de los 30, debido a la turbulencia en Europa y la persecución de los nazis. Esto duró hasta 1939 cuando Gran Bretaña impuso una restricción casi total a dichas inmigraciones.
Después de la Segunda Guerra Mundial, los británicos anunciaron su intención de retirarse de Palestina. La Asamblea General de las Naciones Unidas propuso el 29 de noviembre de 1947 la partición de Palestina en dos estados, uno árabe y otro judío, quedando Jerusalén bajo la administración de las Naciones Unidas.